Monday, June 17, 2019

Océano de errores en la legislación electoral de Latinoamérica

Opinión del Experto Nacional 03/03/2018

Por Jorge Gerez *Como consultor internacional, con más de 15 años de experiencia, he podido observar un error recurrente en cada uno de los países que he visitado…Cuando un ciudadano envía su currículum con la intención de trabajar en una compañía, el headhunter hace un estudio de la persona...

Como consultor internacional, con más de 15 años de experiencia, he podido observar un error recurrente en cada uno de los países que he visitado.
Cuando un ciudadano envía su currículum con la intención de trabajar en una compañía, el headhunter hace un estudio de la persona para saber quién es, conocer sus antecedentes, su experiencia, intentar entender su psique y la persona además, debe pasar por tests psicológicos, todo para que la compañía determine si el candidato encaja en el perfil deseado y pueda o no contratarle.
Cuando hablamos de una nación, los headhunters son los ciudadanos y este método de selección tendría que ser la campaña política. Dicho esto, es curioso que no en todos los países exista una legislación clara con respecto al perfil que tendría que tener un candidato para aspirar a ser Presidente, Gobernador o tener cualquier otro cargo.
Imaginemos una empresa que contrata a una persona sólo por su aspecto físico o imagen y después, esta persona comienza a desviar dinero, robar a los clientes y hacer cosas poco éticas ¿Les suena familiar esto en el mundo político?
Observamos que las campañas son cada vez más negativas mediáticamente. Existe por un lado, la sed por el empoderamiento de unos y la espectacularización de la política por parte de otros. En este escenario se encuentran, y a veces hasta se fabrican, escándalos de corrupción (o se resucitan antiguos desvíos de conducta) de muchos candidatos que, si hubieran sido auditados antes, ni siquiera podrían haberse candidateado a ese cargo.
Lo curioso es que, contrario a lo que se pensaría, este mar de noticias negativas en una campaña electoral afecta seriamente la democracia, hacen que la ciudadanía se sienta defraudada y refuerza la idea de que todos los políticos son corruptos y deshonestos, lo que no es verdad.
Existen sí, algunas personas que han sufrido desvíos de conducta, que son corrompidas o corrompen a otros, pero no podemos generalizar; porque en la política, así como en otros ámbitos de la vida, hay gente honesta y son éstos los únicos que deberían poder quedar en el mundo de la política per se.
Es triste ver que, no sólo en los Estados Unidos, sino en todo el mundo (“democrático”) en plena corrida electoral, en lugar de tratarse temas como propuestas e ideas, que enriquecerían una campaña y facilitaría la toma de decisión por parte del ciudadano; simplemente existe una montaña de titulares negativos, de ataques cruzados entre candidatos, donde en medio de esto queda rehén el ciudadano, quien termina teniendo que elegir entre el “menos malo”.
A corto o largo plazo, esta situación afectará y está afectando al sistema democrático, lo cual es muy peligroso, porque es ahí donde aparecen los “mesias”, los “chamanes”, que atraen a la ciudadanía diciendo que son ellos “verdaderamente el cambio”, por ejemplo.
Ante esa falta de opciones, muchas veces los ciudadanos optan por candidatos-producto que son sólo una promesa, sin contenido, sin equipo, llenos de incoherencias, pero poco y nada se sabe de ellos. De ahí el fenómeno de los falsos outsiders en la política, que no necesariamente son siempre la mejor opción y tampoco son legítimos, pues se construyen a partir de piezas viejas que pasa por una capa de “chapa y pintura” y terminan siendo lo mismo.
Creo firmemente que debería existir una legislación mucho más clara con los precandidatos, para que sólo aquellos que puedan mostrar un perfil limpio, decente, inmaculado, puedan llegar a ser candidatos por cualquier partido. De esta forma, sería posible centrar la campaña política en un debate de ideas, propuestas, que puedan definir el destino de una nación de forma clara y sensata.
Este desencanto por la política tiene explicación: Lamentablemente, no siempre son los mejores los que incursionan en el mundo político y sí existen muchísimos oportunistas que ven en la política un medio de enriquecimiento y empoderamiento para fines personales, que no trabajan por el bien común, el bien de todos.
Deben existir entonces, reglas claras de quién puede ser candidato, quién no y las reglas de cómo deben comunicarse durante una campaña con la ciudadanía. Deberían estar prohibidos los ataques y la deconstrucción o las referencias despectivas de los otros candidatos o adversarios, debería limitarse a que cada candidato pueda proponer su plan de Gobierno, su visión de país y cómo la va a construir en las diferentes áreas; a fin de alcanzar una nación fuerte, que se reinvente o pueda crecer más rápido.
En Estados Unidos, Brasil, Argentina, México y Colombia son algunos de los países que hemos podido observar de cerca los procesos democráticos; la matriz es la misma, llegan candidatos en plena carrera y se comienzan a descubrir o inventar escándalos de corrupción del uno y el otro, cuando ni siquiera debería de ser ese el centro de la campaña.
Una campaña política debería ser un evento democrático, una fiesta democrática, donde las personas pudieran, con ánimo y esperanza, elegir mejores líderes. Pero no, hoy acaban eligiendo al “menos malo”, aumentando con esto la decepción por la política, el desencanto por la democracia y generando un riesgo a nivel regional de que oportunistas profesionales puedan tomar el poder.
Sólo una legislación electoral clara, justa y actualizada podrá evitar en gran medida este circo mediático que tanto daño le hace a nuestras sociedades.
 

* Experto en comunicación,
creador del Branding político.

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